La
e-Comunicación como nuevo escenario de la comunicación pública en la era de
Internet ha de interpretarse no de un modo apocalíptico, sino como la ocasión
para redefinir el perfil y las exigencias profesionales de los comunicadores,
así como los contenidos y los procedimientos de su formación académica, y
repensar los medios y las mediaciones.
Los
soportes utilizados dejan de ser el factor distintivo de la profesión -ya que
todos los soportes se funden en la Red-, y una vez más emergen los contenidos
como factor diferencial de identidad y calidad.
Internet
ha provocado un efecto paradójico en la comunicación pública, que por una parte
se ha desprofesionalizado (publica cada vez más gente que sabe menos cosas) y
por otra parte se ha súper especializado fragmentando el conocimiento en
infinidad de parcelas.
Corresponde
hoy a los comunicadores, con mayor urgencia que nunca, hacerse cargo de la
complejidad, transformar la información en conocimiento, gestionar el
conocimiento y responder de un modo más efectivo a un público que, a fuerza de
ir a la deriva, naufragando en muchos casos, ha comprendido que podemos
ayudarle a navegar. A navegar en la información
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